Filosofía

Los momentos perdidos los podemos recuperar, ya que merece la pena vivirlos y después retratarlos como si fuese ayer para poder disfrutarlos al máximo.

jueves, 3 de julio de 2014

Carta de Amor

No sé quien eres, ni porque lloré ni lloro por ti. Siempre te imagino y siempre pierdo buscándote por las calles, ciudades y rincones de ellas. Siempre tengo un prototipo, te imagino como serias, pero nunca se quien eres. Me enamoro a espaldas tuyas, me desvelo por esos amores y la verdad, no me quiero imaginar como va a ser este amor. Porque si me enamoro de otro, no me quiero ni imaginar cuando nos veamos y me pase todo esto contigo. ¿Cómo va a ser cuando te tenga, te mire y te sienta? Va a ser inexplicable lo que sienta por ti, porque no existes, bueno, de momento. No sé ni si quiera si eres real. No sé si buscarte o dejarme encontrar. No sé nada de ti y tengo ganas de saber más.

La verdad, tengo curiosidad, y por otra parte tengo miedo. Sí, es raro y lo sé, pero siempre teme antes el cerebro que el corazón. El corazón es ciego, no sabe de matices, no sabe desvelos, no sabe de expresiones. Solo da información al cerebro para que actué locamente y exageradamente de amor, de dolor y en ocasiones de confusión. Ese cerebro que se puede activar con un solo estimulo que crea con un solo sentido y es el que ordena dejarse llevar, mientras que el corazón goza, porque sabe que aunque esté ciego, es Amor. Ese amor que siento yo por ti, aunque no estés y te tenga que encontrar, aunque me imagine cosas o tenga esas intuiciones y realidades de matices que tanto repele el corazón y hace el cerebro. Suena a locura, a irreal, incomprensible...tiene muchas expresiones. Yo, no me quedo con ninguna, porque sé, que cuando te encuentre lloraré de alegría, y mi cerebro en ese instante no sabrá que hacer, no sabrá que responder. Pero mi corazón lo hará por él. Tendrá matices, color, presión sanguínea, que irá más fuerte cada día. Felicidad, desvelos, conexiones y alzará sus alas y echará a volar por toda mi caja torácica para posarse en una nube y no bajar. Pero el fallo estará en el cerebro, porque no me dejará en paz, no descansará y habrá veces que se aburrirá. Pero te prometo que el corazón se hará con él, porque si te ha intuido, soñado, llorado, buscado e imaginado, él mismo se aliará con el corazón para convencerse de que eres tú, el que ha estado esperando, el que tiene delante de sus narices, el que le está haciendo feliz, el que da mimos, lo desea por encima de todo, el que está con él,
en lo bueno y los malos momentos, el que espera, el que, el que, el que...

¿Y sí no es cierto? ¿No ves? Está ocurriendo otra vez, el cerebro no deja que nada sea como lo esperas, aunque te haya engañado, aunque te haya utilizado, aunque te haya estrujado toda esperanza. Pero, ¡espera! El corazón sigue latiendo, sigue estando vivo por ti y para ti, para tener esperanzas sobre esto, para lo que ha formado el cerebro, para esperarte a ti aunque no haya indicio alguno de existencia o aunque el mismo cerebro haya engañado al propio corazón para enamorarme de ti. Sigue estando ciego y aunque una parte de mi se de cuenta de ello, sigo esperándote, imaginándote, sintiéndote y siendo feliz con esta ilusión, porque sé que llegarás y eso me hará darme cuenta que la otra parte fuiste tú, incondicionalmente tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario