Filosofía

Los momentos perdidos los podemos recuperar, ya que merece la pena vivirlos y después retratarlos como si fuese ayer para poder disfrutarlos al máximo.

martes, 7 de agosto de 2012

Intentando Viajar

Hoy, un día sin su especialidad de ser singular, mi mente con solo escuchar una melodía se traslada a otro mundo. No sé como lo hago y con que facilidad, pero de repente me puedo mover por calles, por paisajes o verme como puedo ser en ese mismo momento y oler lo que hay en el ambiente.

Mientras escuchaba Dance, me fui lejos, donde solo yo veía luces y me relacionaba con gente. Bailaba sin detenerme y coqueteaba con un montón de hombres que no conocía de nada pero estaba bien, en mi salsa,
en mi ambiente y mi música. Solo recuerdo como todo se movía rápido y no dejaba de mirar las luces de color rosa fluorescente y las de color azul. El techo estaba negro y había mucha gente que aturdía. No sabías a donde mirar, pero yo me miraba las manos que iban de arriba a abajo sin cesar y por el ambiente no me digas porque lo sé, pero estaba en Londres. En un garito y mi intuición me dice, que estaba alejada de la capital.

Después me he cansado y mientras estaba haciendo los deberes he cambiado de música, aun que no tenía nada que ver mientras escribia como una maquina, recordaba mi canción favorita de todos los tiempos de Luois Armstrong - La vie en rose. No sé como me puede gustar tanto, me traslada a muchas situaciones, una de ellas es estar con un hombre bailando y con el tocadiscos al lado. Un tocadiscos super-antiguo de estos con tapa de cuero, portátiles y tan cuadrados. La casa era de color amarillo-avinillado, y mi vestido era amarillo canario con lunares blancos. Recuerdo un sentimiento por el hombre que estaba bailando con migo, eran unas mariposas que me recorrían el cuerpo, además siempre en esa imagen me apoyaba con la cabeza en su hombro y le decía "ya estás aquí". Aun que no es mio el recuerdo, más bien lo dejo en el aire, es uno de mis pensamientos de esos que se ponen en ese cajón de FAVORITOS.


Otro viaje que he hecho por los bosques japones, con esos almendros tan singulares, que dando el caso, vestida con un quimono blanco, yendo muy recta y serena a un hombre sentado en el porche de una casa de madera muy vieja. Estaba tallando madera, pero no me acuerdo de que hablamos, era todo muy deprisa. Pero después me iba por ese bosque tan singular y me ponía debajo de un almendro y como siempre escribía en un pergamino. También recuerdo los almendros muy cerca de mi, y yo solo quería alzar el cuello como para ver por encima de ellos y respirar aire puro. Pero siempre con la misma indumentaria.

Es raro tener tanta imaginación o recuerdos, hay que ver por donde coger estos pequeños fragmentos de mi cerebro. Lo que más me impacta es que no podamos ver más de 10 años y ver a través de un tiempo ya pasado y lleno de tanta historia. Pero el futuro que nos espera, creo que no se quedará a tras, ¿por qué no poder verlo? ¿Por qué no poder estar ahí? ¿Por qué no empezar a sentirlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario